La caza me mantiene vivo

Como la caza te mantiene vivo y en alerta con los cinco sentidos. Olvidados todos los problemas y preocupaciones por unas horas te sumerges en la eterna e inmutable lucha de la predación.
Las noticias de actualidad ya no tienen cabida ni espacio en la mente (la inflación, el Gobierno, el paro, la corrupción sistémica…), ahora todo se reduce a conseguir abatir a la pieza.
La omnipresente naturaleza parece dejarte claro que tus insignificantes preocupaciones de hombre de ciudad son una gota insignificante en este océano que es la madre tierra. Las estaciones, la flora y la fauna actúan ajenos e implacables a los problemas que te perturban. Es como si una fuerza oculta prefijada en nuestro ADN nos permitiese entrar en simbiosis con la naturaleza.
Con la mente en este estado es más evidente que nunca que no somos Homo Sapiens Sapiens como se pensó hace décadas, sino que somos Homo sapiens exactamente iguales que aquel hombre de hace 12.000 años, solo que el avance de la técnica nos da una sensación ilusoria de superioridad. Sin embargo, nuestra biología lo desestima.
La caza te resetea para sobrevivir y para ello se ha de matar. Los sentimientos o la moral del hombre de la ciudad no tienen cabida, la tensión y la lucidez para abatir al animal hacen que sientas imbuido de la catarsis venatoria. A esto habrá que sumar la estrategia y el ejercicio físico necesario para obtener el sustento, su vida o la tuya, eterna dualidad natural.

Toda esta simbiosis natural queda descabezada y ensombrecida si el animal que perdió la vida en este ritual no pasa a formar parte de tu cadena trófica, como lo hacía en aquel ancestro de hace 12.000 años.

Escrito tras un muy lluvioso día con mis amigos en Pasamontes.
12/10/2024